En todo el mundo, y muy en particular en América Latina y el Caribe (ALC), pensar en desarrollo económico sin tener en cuenta el capital natural se ha vuelto una apuesta muy riesgosa.
Por capital natural se entiende el conjunto de los recursos que ofrece la naturaleza al hombre, incluyendo suelos (con sus tierras fértiles, minerales, petróleo, etc.), aire, agua y todos los organismos vivientes, que pueden utilizarse para la producción de bienes y servicios, comúnmente llamados servicios ecosistémicos.