Por Gerhard Reinecke y Sergio Faiguenbaum, Enero 2016
En América Latina y el Caribe, si bien la pobreza estuvo en constante baja en la última década, sigue persistiendo un alto nivel de desigualdad. Esta se manifiesta también en el ámbito rural, donde agricultores familiares y empresas especializadas en el agro tienen distintos niveles de integración a las cadenas agroalimentarias. El empleo agrícola se está precarizando, y persiste la pobreza rural en todos los países de América Latina.
Para enfrentar estos desafíos, se pueden pensar políticas públicas que fomenten la empleabilidad, a través de la formación y la capacitación, y el auto empleo. También debe mejorarse el mercado de trabajo, tanto facilitando el acceso a él como asegurándose de que todos los actores que lo constituyen vean sus derechos respetados.