Resúmen
El propósito de este artículo es comprender cómo las zanjas excavadas por parte de los gobiernos chilenos, en el límite internacional entre Colchane (Chile) y Pisiga Bolívar (Bolivia), desde septiembre de 2017 hasta julio de 2022, se articularon al discurso sobre las migraciones y transformaron el paisaje, los modos de control y las estrategias de cruce en la región. Para esto, aplicamos una metodología cualitativa de revisión documental y hemerográfica en ambos países, así como un trabajo en terreno (notas de campo, observación, testimonios y fotografías). Nuestro texto concluye que las zanjas analizadas pueden ser interpretadas como muros invertidos, de bajo costo y gran plasticidad, que componen un paisaje fronterizo móvil y se constituyen como dispositivos defensivos y de protección en contra de agentes transnacionales no estatales, entendidos como amenazas. Asimismo, se resalta su condición paradójica: mientras las zanjas se proyectan con el propósito de reafirmar el poder y expresar el control estatal sobre un territorio, resaltan su debilidad dada su mera existencia e ineficacia operativa.