Día Internacional del Combatiente de Incendios Forestales

El 4 de mayo de cada año se celebra el Día Internacional del Combatiente de Incendios Forestales para concientizar a la comunidad sobre la importancia de evitar estos desastres forestales, cada vez más frecuentes e intensos por el Cambio Climático,  que suponen la pérdida de biodiversidad y, en algunos casos, la muerte de quienes luchan por extinguirlos.

Todo surgió en diciembre de 1998, a raíz de un accidente ocurrido en el incendio Linton (Canadá). En él perdieron la vida cinco combatientes pertenecientes a una brigada forestal.

Ese hecho se suma a otros incidentes trágicos acontecidos durante la lucha contra los fuegos en todo el mundo. Pero el evento de 1998, configuró el punto de partida del inicio de un movimiento que, paulatinamente, se ha ido extendiendo por diversos países. 

Los motivos por los que se conmemora el Día Internacional del Combatiente Forestal son los siguientes:

  • Expresar el apoyo de la Comunidad Internacional y de la Sociedad en general a quienes combaten los fuegos de bosques y campos en todo el mundo, reconociendo su nivel de compromiso y dedicación.
  • Recordar a quienes han perdido la vida, o sufrido daños o secuelas en la lucha contra los incendios de bosques y campos.
  • Como una señal de respeto y agradecimiento hacia quienes tratan de preservar la vida y la integridad de los patrimonios y recursos naturales de los efectos de fuegos no deseados.

Los incendios forestales 

Un incendio forestal es un fuego que se propaga libremente con efecto no deseado para la vegetación y sin estar sujeto a control humano. Cuando afecta zonas no boscosas ni aptas para la forestación, se incluye el término incendio rural. (Servicio Nacional de Manejo de Fuego de Argentina, en linea)

Se reconocen causas naturales y causas antrópicas en su configuración. Entre las causas naturales podemos reconocer: la caída de rayos producidos por tormentas eléctricas, principalmente cuando estas no son acompañadas de lluvia. Otra causa que puede producir incendios en algunas regiones es la actividad volcánica.

Entre las causas antrópicas: la presencia del hombre en los montes, bosques o en sus adyacencias, inevitablemente va acompañada de elementos, quehaceres o instalaciones que pueden ocasionar incendios, ya sea por negligencia (fogón mal apagado) o fuegos intencionales para deforestar. (Servicio Nacional de Manejo de Fuego de Argentina, en linea). Es importante señalar que el 95 % de los incendios son causados por actividades humanas

Un artículo del sitio de periodismo ambiental MONGABAY analizó los resultados de la investigación, titulada Pérdida inducida por incendios de los bosques con mayor biodiversidad del mundo en Latinoamérica, dirigida por la Universidad Nacional de Colombia. Allí se evaluó, por primera vez, las catastróficas consecuencias en 15 años (desde 2003) de los incendios forestales en 22 países de América Latina. 

El artículo sintetiza el estudio señalando: 

  • Los científicos estimaron que, en 2003, aproximadamente 8,5 millones de hectáreas de bosque de América Latina, equivalentes al 1,1 % de la superficie de la región, sufrieron al menos un incendio forestal. Una vez identificadas esas zonas quemadas, las monitorearon hasta 2018.
  • Los investigadores concluyeron que los primeros cinco años posteriores a cada incendio son críticos, pues la mitad de los bosques estudiados —que solo se quemaron una vez al inicio del siglo— terminaron perdiéndose totalmente en ese tiempo y que la otra mitad de los bosques quemados volvieron a incendiarse hasta dos o tres veces más, degradándose totalmente
  • De acuerdo con los autores, liderados por la Universidad Nacional de Colombia, el 48 % de los bosques que sufrieron una conflagración en 2003 desapareció en los años posteriores.
  • La investigación encontró que todos los bosques de América Latina son susceptibles a los fuegos. Las consecuencias: mayores emisiones de CO2, otros gases de efecto invernadero y material particulado, así como el deterioro de la biodiversidad.

Pueden consultar el articulo original aqui:

Fuentes consultadas: 

*Textos desarrollados por Daniela Sevilla Morales y Lorena G. Coria en el marco del Proyecto Observatorio Ambiental CEBEM REDESMA. 2022

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