Andrés Lalanne, rector de la flamante Universidad Claeh: «no buscamos un crecimiento acelerado; queremos cooperar, no competir».
A sus 70 años, Andrés Lalanne, ingeniero y doctor en Química egresado de la Universidad de la República, casado, cuatro hijos y ocho nietos, se convirtió en el rector de la ahora Universidad Claeh.
Es que a través del decreto 0265/017 del Ministerio de Educación y Cultura, del 6 de abril, el Centro Latinoamericano de Economía Humana (Claeh), una asociación civil creada en 1957 que comenzó queriendo ser una usina de pensamiento, se transformó al tiempo que cumple 60 años en la séptima universidad del país, la quinta privada.
En diálogo con ECOS, Lalanne pidió una necesaria mejor coordinación entre las instituciones educativas de Uruguay, sobre todo las terciarias. Hombre muy vinculado al emprendedurismo, también señaló que aún le falta a la formación universitaria el aliento a los estudiantes a “construir su propio destino”; algo en lo que, desde su lugar y su nueva posición, pretende influir.
– ¿Cómo fue el pasaje de asociación civil a universidad?
-Como instituto universitario, el Claeh ya tenía reconocimiento desde 1997. En los primeros años fuimos básicamente una ONG, enfocada al desarrollo social. Luego, veinte años de instituto universitario. Estrictamente hablando, no hay diferencias entre eso y ser una universidad, pero sí lo que hace a la intensidad y la variedad. Tenemos tres facultades: Medicina, Cultura y Derecho, creadas en ese orden. Medicina y Derecho funcionan en Punta del Este; Cultura en Montevideo. Y desde que tenemos carreras de grado en cada uno de esas áreas, con egresados, ya estamos en condiciones de solicitar el reconocimiento. Es un requisito que sean tres áreas diferentes del conocimiento y que fueran grados. Hasta ahora teníamos posgrados. Lo solicitamos a mediados del año pasado. Lo que llevó más tiempo fue el registro de los estatutos, su adaptación, para lograr la denominación de Universidad Claeh. También hay que cambiar el funcionamiento: la parte universitaria del Claeh deberá ser autónoma de la asociación civil. En la gestión académica tiene que haber una autonomía. Esta transformación ya ha comenzado y va a continuar.
-En 2017, el Claeh cumple 60 años. ¿En qué momento los agarra este cambio?
-Estamos básicamente enfocados en consolidar lo hecho. Esto es un desarrollo bastante reciente. Medicina, nuestra facultad más antigua, cumplió once años y tiene unos 200 egresados. Por otro lado nos encuentra en un momento en el cual por un lado hay una cierta incertidumbre sobre la situación del país. Eso no nos ha paralizado, siempre buscamos agregar algo más. Además, esta institución no tiene planteado un crecimiento acelerado. Quiere ser muy fiel a lo que es.
-¿Y qué es lo que es?
-Una institución dedicada al desarrollo humano. Tiene que ver con la formación de personas pero también el estudio y la propuesta de los temas sociales. El Claeh es a la vez una institución de la sociedad civil y un centro de pensamiento.
-¿Y a qué se refiere con incertidumbre? ¿A que desde ciertos sectores se defiende la quita de exoneraciones a universidades privadas?
-Nosotros sentimos que no hay una visión conjunta de la educación como sistema, no solo a nivel universitario. Pero en el universitario hay una cierta dispersión o separación entre las instituciones, que todas tienen la misma finalidad. Nos resistimos a la etiqueta de institución privada en el sentido que no somos una empresa. Somos una organización sin fines de lucro con la misma motivación que puede tener la Universidad de la República (Udelar) o la Universidad Tecnológica (UTEC), por nombrarle las dos universidades públicas. La gestión es privada pero el interés es público. Acá viene gente de todas las ideas y condiciones sociales, porque también tenemos programas de becas.
-¿Y qué tendría que hacerse en educación?
-Creo que debería coordinarse mejor entre las instituciones para lograr una eficacia mayor en los esfuerzos, las sinergias. En el Claeh no hay una vocación de competir sino de cooperar. Por eso tratamos de hacer algo que no sea directamente competitivo con otros. A Medicina y Derecho las tenemos en Maldonado, donde no había estas carreras. Ahí atendemos una necesidad de una zona importante del país, la región Este. En Medicina, en Punta del Este, hemos atraído a estudiantes extranjeros, sobre todo brasileños. La nuestra también fue la primera oferta de Licenciatura en Gestión Cultural (en 2010).
Es un momento para pensar en forma conjunta, a nivel de universidades, sobre qué es lo que necesita el país. Cuando vino a instalarse a Uruguay la primera planta de celulosa, no se sabía nada del tema. Ahora hay una maestría al respecto en la Facultad de Ingeniería de la Udelar. Pero eso se hizo a posteriori, creo que hay que adelantarse un poco al futuro, a los hechos, para no correrlo de atrás.
Este es un momento para pensar en forma conjunta, a nivel de universidades, sobre qué es lo que necesita el país.
-¿Puede dar un ejemplo relacionado al Claeh?
-Nosotros vimos que la gestión cultural no estaba bien resuelta en Uruguay. Y en pocos países de la región veíamos formaciones de grado en esa materia. Se la veía como complemento de formaciones artísticas. Y ahora muchos de nuestros egresados están en el Solís, el Sodre, en todos los lugares emblemáticos.
-Dice que no tienen vocación de competir. Pero van a tener que ofrecer un diferencial para atraer alumnos.
-Tenemos una visión humanista. La visión humanista está referida en que para nosotros el centro tiene que ser la persona, en contraposición a poner el centro en el mercado, la técnica o la disciplina. Nuestra vocación es privilegiar los factores humanos. Eso tenemos como trasfondo porque de ahí venimos. Nuestra investigación va a tener que estar en relación con problemas concretos de la sociedad. Y la extensión no tiene que ser solo una salida sino una interacción con el medio. En Maldonado tenemos convenios con todas las organizaciones de salud. Y ofrecemos asistencia jurídica gratuita en convenio con la Intendencia.
-¿Cuántos alumnos tiene el Claeh?
-Entre grados y posgrados tenemos unos mil alumnos. Egresados de grado tenemos más de 300, la mayoría en Medicina.
-¿Hay quien conspira contra esa emergencia que menciona? ¿Quiénes?
-Eso es un tema de… mentalidades de mirarse hacia adentro. Por ejemplo, la formación de los doctores, la base de un sistema de investigación, es algo muy difícil en Uruguay. Eso podríamos hacerlo en conjunto entre las distintas universidades.
-¿Usted lo ha propuesto?
-Lo hemos conversado informalmente… la idea de proponerlo más formalmente será cuando sea posible reunir en la misma mesa a las distintas instituciones.
-La otra facultad que enseña Medicina está en la Udelar. ¿Qué respuesta ha tenido en esas conversaciones informales?
-La Facultad de Medicina de la Udelar ha sido, en algunos casos, bastante… (escoge la palabra) poco amigable con nuestra propuesta. No a título personal, pero sí institucional. Y eso ha dificultado concretar acciones de colaboración que se pudieron haber hecho. Eso en un futuro se puede corregir. Por ejemplo, en el área de Ingeniería todas las facultades del país tienen vínculos de desarrollo.
-¿Y cómo ha sido el vínculo con las otras cuatro universidades privadas (Católica, ORT, Universidad de la Empresa, Universidad de Montevideo)? Y con la Udelar en general, ¿cómo es la relación más allá de eso puntual con Medicina?
-Es bueno. Es de mucho respeto. Por iniciativa de nuestro decano de Derecho, empezaron a reunirse todos nuestros colegas, incluyendo la Udelar. Y con el resto de la Udelar es excelente, no hay nada que reprochar. Es que nos encontramos, eso pasa siempre con Uruguay.
– Usted también está vinculado al emprendedurismo.
-Yo coordino una cátedra en la Facultad de la Cultura, de Innovación y Desarrollo, vinculado a los temas de emprendedurismo. Y en los últimos años hemos entrado al Sistema de Apoyo a los Emprendedores que coordina la ANII (Agencia Nacional de Investigación e Innovación).
-¿Acá en Uruguay se fomenta el emprendedurismo?
-Se fomenta cada vez más.
-¿Lo suficiente?
– (Piensa) Nunca es suficiente. Pero socialmente es un rol que está bastante prestigiado en un país donde ser empresario no es un elemento de prestigio. Y hay muchas instituciones, públicas y privadas, que se ocupan de los emprendedores.
-Y del punto de vista de la formación profesional, ¿no cree que acá se educa a futuros empleados más que a futuros emprendedores?
-Yo le diría que todavía hoy hay una carencia en la formación en los aspectos del emprendedurismo, a alentar a la gente a construir su propio destino, que es lo que hace un emprendedor. Hay programas de apoyo a personas que lo son por sus propias características personales, por temas familiares, pero a los que sus estudios no los ayudan mucho para eso.
No se puede hacer una carrera universitaria sin hacer un trabajo creativo; ese es un primer paso para un emprender.
-¿Y el Claeh qué puede hacer al respecto?
-La intención está. Algunos pasos hemos dado. En la Facultad de la Cultura funciona algo así como una incubadora de empresas. Las carreras más tradicionales, Medicina y Derecho, se están vinculado a actividades extracurriculares. Pero esto no se puede imponer, esto tiene un proceso. Por ejemplo, en Derecho al finalizar el estudiante de nuestra carrera tiene que hacer una investigación, hacer un trabajo creativo; tutoreado, por supuesto. No se puede hacer una carrera universitaria sin hacer un trabajo creativo. Y esa puede ser la primera fase para hacer un emprendimiento. La capacidad crítica hay que enfocarla a la resolución de problemas y el aprovechamiento de oportunidades. Eso no pasa en ninguna otra Facultad de Derecho. Pero va a pasar. No tenemos problemas en que nos copien, si nos permite la soberbia.