Día Mundial del No uso de Plaguicidas

El pasado 3 de diciembre se instituyó la fecha del Día Mundial del no uso de Plaguicidas. Es producto de la Red de Acción en Plaguicidas que escogió esta fecha debido a los acontecimientos ocurridos  en 1984 en la planta Unión Carbide en Bhopal (India) escenario del accidente como consecuencia de un escape de gases tóxicos que eran utilizados para la producción de plaguicidas. Este suceso se tradujo con un saldo de 16 mil personas sin vida y 50 mil con graves repercusiones en su salud. 

El término «plaguicida» es una palabra compuesta que comprende todos los productos químicos utilizados para destruir las plagas o controlarlas. En la agricultura, se utilizan herbicidas, insecticidas, fungicidas, nematocidas y rodenticidas. (FAO, en línea)

Los plaguicidas pueden ser de naturaleza química y biológica. Entre los primeros existen alrededor de 1000 principios activos con los cuales se producen 30 000 formulados. Los plaguicidas biológicos tienen 195 principios activos y con ellos se fabrican hasta 780 productos diferentes. (Del Puerto Rodriguez y otros, 2014)

¿Cuál es el estado de situación al 2022?

Siguiendo el documento de ONU “ Efectos de plaguicidas y fertilizantes sobre el medio ambiente y la salud y formas de reducirlos. Imaginando un mundo sin riesgos químicos” podemos señalar:

  • La demanda, la producción y el uso de plaguicidas y fertilizantes en todo el mundo han aumentado de manera constante en los últimos decenios. Las ventas mundiales combinadas siguen creciendo a un ritmo aproximado del 4,1 % anual y se prevé que alcancen los 309.000 millones de dólares de los Estados Unidos en 2025.
  • La demanda de cultivos, bienes y servicios está impulsando la producción y el uso de plaguicidas y fertilizantes. El aumento de la demanda de alimentos es uno de los factores principales, pero también está creciendo la de cultivos destinados a piensos, fibras, combustibles y materias primas. En la actualidad una pequeña fracción de los cultivos está certificada conforme a normas de sostenibilidad.
  • Si bien los plaguicidas y los fertilizantes proporcionan diversos beneficios, las pautas de producción y utilización actuales y previstas, y la falta de una gestión eficiente, conllevan una serie de efectos adversos para la salud y el medio ambiente a lo largo de sus ciclos de vida. Esto no es sostenible.
  • Los plaguicidas tienen efectos agudos y a largo plazo sobre la salud. Se ha estimado que cada año se producen unos 385 millones de casos de envenenamiento involuntario y no mortal por plaguicidas, y aproximadamente 11.000 muertes. También existe una relación importante entre la exposición ocupacional y residencial a los plaguicidas y las consecuencias adversas para la salud, entre otras cánceres y efectos neurológicos, inmunológicos y reproductivos. Por otra parte, se ha observado que los riesgos de los plaguicidas en la dieta son limitados.
  • Los plaguicidas y sus productos de degradación son omnipresentes en el medio ambiente, incluidos los suelos y las aguas superficiales y subterráneas.  Con frecuencia se detectan a niveles que superan las normas jurídicas o ambientales. Se han observado efectos perniciosos de los plaguicidas en las abejas y los enemigos naturales de las plagas, las poblaciones de aves, los organismos acuáticos y en la biodiversidad.
  • Los efectos adversos de los fertilizantes se deben principalmente al uso excesivo e ineficiente que se hace de ellos, que provoca pérdidas de nutrientes en el medio ambiente y otras consecuencias negativas, como la contaminación del agua potable y la eutrofización de los sistemas de agua dulce y las zonas costeras. Algunos fertilizantes tienen también efectos sobre la vida humana debido a prácticas de almacenamiento inseguras.
  • Sigue habiendo importantes lagunas de conocimiento que dificultan la plena comprensión de algunos de los mecanismos y procesos que dan lugar a los efectos adversos de los plaguicidas y los fertilizantes, y la eficacia de algunas medidas de control. No obstante, las pruebas disponibles justifican suficientemente la adopción de medidas públicas y privadas adicionales para evitar o reducir los efectos adversos potencialmente graves o irreversibles.
  • Se han hecho avances en la mejora de la gestión de los plaguicidas y los fertilizantes, incluso mediante acuerdos internacionales. Sin embargo, estos acuerdos no han sido suficientes para abordar exhaustivamente todos los efectos perjudiciales para el medio ambiente y la salud.
  • Para hacer realidad un futuro seguro desde el punto de vista de los productos químicos y con menores efectos adversos de los plaguicidas y los fertilizantes, se requieren medidas progresivas y transformadoras para atajar las causas fundamentales y modificar la demanda del mercado, acompañadas de medidas propicias y favorables.
  • Mientras que los interesados en la cadena de valor y el sistema agroalimentario están contribuyendo a reducir los efectos adversos de los plaguicidas y fertilizantes, existe la necesidad de aumentar su compromiso mediante metas y hojas de ruta.

Fuentes consultadas

*Texto elaborado por Lorena G. Coria para proyecto del Observatorio Ambiental del CEBEM REDESMA

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