| Agrocombustibles: Potenciales impactos sobre los bosques por  el cambio de uso de la tierra en Bolivia David Cruz Choque 
 IntroducciónUn ecosistema de bosque está conformado por una o más  comunidades bióticas (seres vivos) asociadas con el medio físico (recursos  abióticos) que le rodea, en una zona determinada, los cuales proporcionan  muchos bienes y servicios cruciales para los individuos y las sociedades. Entre  ellos se encuentran: i) el suministro de madera, alimentos, fibras, forraje,  abrigo, medicamentos y energía; ii) servicios ambientales como el procesamiento  y almacenamiento de carbono y nutrientes (alrededor de un 46% del total del  carbono terrestre está almacenado en los bosques, IUCN, 2001); iii) asimilación  de los desechos; iv) purificación del agua, regulación de la escorrentía de  agua y moderación de las crecidas; v) formación de suelos y atenuación de la  degradación de los suelos; vi) oportunidades para realizar actividades  recreativas y turismo; vii) alojamiento de las especies de la Tierra y de la diversidad  genética. Además, por el hecho de existir, los ecosistemas naturales de bosque  tienen valores culturales, religiosos, estéticos e intrínsecos. Los bosques juegan un papel preponderante en el ciclo global  del carbono (C) ya que almacenan grandes cantidades de C en su biomasa (tronco,  ramas, corteza, hojas y raíces) y en el suelo (mediante su aporte orgánico). La  vegetación terrestre compuesta principalmente por bosques contiene aproximadamente  2,477 Gt de C (1 Gt = mil millones de toneladas) como stock, de los cuales 466  Gt de C corresponde a la biomasa aérea y subterránea y 2,011 Gt de C al suelo  (IPCC, 2000).  Según la misma fuente, los  bosques tropicales contienen el 46% de la biomasa total del  mundo (212 Gt de C) y el 10.7% del carbono  del suelo (216 Gt de C).  Cuando los stocks de carbono aumentan en un bosque, el flujo  neto de la atmósfera hacia el ecosistema se presenta positivo, entonces se  habla de sumidero de carbono; en sentido opuesto, se habla de fuente de emisión  de carbono. Los bosques intercambian C con la atmósfera a través de la  fotosíntesis y respiración, son fuentes de emisión de C cuando son perturbados  por causas humanas o naturales, por ejemplo incendios forestales, utilización  de malos sistemas de aprovechamiento, corta y quema (chaqueo) para  transformación en usos no forestales, principalmente ampliación de la frontera  agrícola y se convierten en sumideros de C atmosférico (es decir, transferencia  neta de CO2 desde la atmósfera a la tierra) durante el abandono de las tierras  y su regeneración tras la perturbación producida por el chaqueo. En Bolivia, la actividad humana libera considerables  cantidades de carbono a consecuencia de las actividades de cambio de uso de la  tierra (chaqueo), talando y quemando los bosques principalmente para el  establecimiento de cultivos industriales o pastizales para la ganadería en la  zona tropical. El año 2000 la deforestación en Bolivia alcanzó a 200,660 hectáreas,  liberando a la atmósfera 46,172 Giga gramos de Dióxido de carbono (PNCC, 2003).  A nivel mundial, la deforestación de bosques tropicales representa cada año la  emisión de 1 a  2 Giga toneladas de CO2 o, lo que  es lo  mismo aproximadamente el 20% de las emisiones mundiales de CO2 por cada año  (ONF, 2001). Los bosques que se talán y queman anualmente, con fines  agrícolas y ganaderos (cambio de uso de la tierra por expansión de la frontera  agrícola) se incrementaron en Bolivia de 168,012 hectáreas  por año en la década de 1990 (Mapa Forestal de Bolivia, MDSMA, 1995), a mas  270.000 hectáreas/año en la década del 2000 (Bolfor, 2004 y la Superintendencia   Forestal. 2006, Killeen et al., 2006), tal como se puede  apreciar en la Figura  1. De acuerdo con estas fuentes, una de las principales causas de la  deforestación en Bolivia es la expansión de la frontera de las tierras  agrícolas para cultivar soja destinada a la exportación. El 75% de esta  deforestación esta localizada en el Departamento de Santa Cruz, y es realizada  por agroindustriales cultivadores de soja poseedores de grandes propiedades  (mayores a 25 hectáreas).  Actualmente, la deforestación, sobrepasa las 300.000 ha por año. Actualmente en Bolivia, las tierras utilizadas para cultivos  suman 2.5 millones de hectáreas (MDRAyMA, 2007), de las cuales 1.4 millones son  utilizados por los pequeños productores campesinos, indígenas y originarios del  occidente y oriente del  país, las que  están destinadas a la producción de alimentos básicos para el consumo de la  población (cereales, frutas, tubérculos, y hortalizas) y 1.1 millones están  destinadas a la producción de cultivos industriales empresariales (soya,  algodón, sorgo, caña de azúcar y otros). Por otra parte, los bosques tienen también capacidad para  influir en el cambio climático, particularmente cuando son perturbados por el  hombre como producto del cambio de uso de la tierra. Por ejemplo, la  transformación de los bosques en otros tipos de cubierta del terreno como  cultivos, puede afectar al clima debido a los cambios del albedo o  reflectividad del terreno. Además, la destrucción de la biomasa forestal por el  fuego libera Gases de Efecto Invernadero como el dióxido de carbono (CO2), y  productos secundarios de combustión incompleta, como el metano (CH4), el  monóxido de carbono (CO), el óxido nitroso (N2O), y óxidos de nitrógeno (NOx)  entre otros, los cuales originan el calentamiento global. DefinicionesAl respecto de las definiciones cabe aclarar, que durante  años se ha popularizado el término “biocombustibles” para referirse a los  combustibles obtenidos a partir de biomasa, incluyendo cultivos, leña, y otros  productos. El término aparentemente está revestido de aspectos positivos, en  tanto hace referencia a fuentes de energía renovables (inagotables), de menor  impacto ambiental en comparación con los hidrocarburos, hidroeléctricas o  nuclear, y con imágenes que invocan a la Naturaleza. Asimismo,  teóricamente se ha postulado que estos “biocombustibles” serían un paso  adelante hacia el desarrollo sostenible. En el presente estudio, se utilizarán  las siguientes definiciones: Bioenergía: Energía obtenida a partir de seres vivos, en  forma directa (como por ejemplo la tracción animal) o indirecta (por ejemplo,  la quema de la leña derivada de un árbol). Biocombustibles: Combustibles renovables de origen  biológico, que incluye a la leña, carbón de leña, estiércol, biogás,  biohidrógeno, bioalcohol, biomasa microbiana, desechos agrícolas, cultivos para  combustibles, etc. Agrocombustibles: Biocombustibles obtenidos a partir de  monocultivos, tales como soja, caña de azúcar, maíz, etc. En este caso, la  energía se obtiene a partir de materias primas de origen agrícola. Los Agrocombustibles que se derivan de cultivos industriales  incluyen: 
                             Biodiesel de semillas oleaginosas (por ejemplo, de soja,  palma africana, girasol, jatropha, colza, etc.).Etanol (o metanol) que es el producto de la fermentación de  los granos, pasto, paja o madera (incluyendo, por ejemplo, maíz, caña de  azúcar, remolacha, etc.). El Biodiesel es un Agrocombustible derivado de aceites  vegetales o grasas animales que puede ser utilizado como sustituto total o  parcial del Diesel Oil en motores de diesel convencional. El biodiesel es un  éster (similar al vinagre) que puede ser obtenido de diferentes tipos de  aceites o grasas animales o vegetales como soya, colza, palma aceitera, etc. El  biodiesel funciona en cualquier motor diesel y puede mezclarse con diesel de  origen fósil. El Etanol (C2H5OH), también conocido como alcohol etílico o  de grano, se obtiene a partir de tres tipos de materia prima: los productos  ricos en sacarosa como la caña de azúcar, la melaza y el sorgo dulce; las  fuentes ricas en almidón como cereales (maíz, trigo, cebada, etc.) y tubérculos  (yuca, camote, papa); y mediante la hidrólisis de los materiales ricos en  celulosa como la madera y los residuos agrícolas. El etanol es un líquido  inflamable, incoloro y es el alcohol de menor toxicidad. Se utiliza en las  bebidas alcohólicas, al igual que como desinfectante o disolvente. Posee un  alto octanaje y una mayor solubilidad en gasolina que el metanol. ImpactosDeforestaciónLos agrocombustibles para ser rentables deben ser producidos  en grandes extensiones de monocultivos, que generalmente están en propiedad de  unos pocos agroindustriales o directamente en propiedad de las grandes  multinacionales. Estados Unidos no será capaz de producir domésticamente  biomasa suficiente para satisfacer su apetito de agroenergía, en consecuencia  América Latina es la primera opción para ampliar el área con cultivos  energéticos, donde  probablemente serán  sembrados grandes plantaciones de caña de azúcar, palma africana y soja, que  actualmente ya están suplantando bosques y pastizales en Brasil, Argentina, Colombia,  Ecuador, Paraguay y Bolivia. El cultivo de soja ha causado ya la deforestación  de 21 millones de hectáreas de bosques en Brasil, 14 millones de hectáreas en  Argentina, 2 millones en Paraguay y 600.000 en Bolivia. En respuesta a la  presión del mercado global, próximamente se espera, sólo en Brasil, la  deforestación adicional de 60 millones de hectáreas de territorio (Bravo,  2006). Desde 1995, el total de tierras destinadas a la producción  de soja en Brasil se incrementó en un 3.2% anual (320.000 hectáreas  por año). Hoy la soja junto a la caña de azúcar ocupa un territorio mayor que  cualquier otro cultivo en Brasil con un 21% del total del área cultivada. El  territorio total utilizado en el cultivo de soja se ha multiplicado 57 veces  desde 1961, y el volumen de producción se ha multiplicado 138 veces. El 55% de  la soja, o 11.4 millones de hectáreas, son cultivadas con variedades  genéticamente modificadas (Altieri y Pengue 2006). Según estos mismos  investigadores, en el Paraguay, la soja ocupa más del 25% de toda la tierra de  agricultura. La deforestación en este país se dio principalmente en buena parte  del bosque atlántico. En Colombia la palma africana fue introducida deforestando  miles de hectáreas de bosque tropical húmedo, en donde gran parte de estas  tierras se encuentran bajo control militar. En este país el 2003 contaba con 118.000 hectáreas  de palma africana, tres años más tarde se incrementó a 285.000 hectáreas,  y para el 2010 pretenden llegar al millón de hectáreas (Vaneeckhaute, 2007). En Malasia, entre 1985 y 2000, la explotación de  plantaciones de palma africana fue responsable del 87% de la deforestación de  ese país. (Amigos de la Tierra,  2005, cit. FOMODADE 2007). En Sumatra y Borneo, unas 4 millones de hectáreas de  bosque se han convertido en cultivo de palmeras. En el caso de la soja en Bolivia, ésta constituye un  baluarte del modelo agroindustrial de desarrollo establecido a mediados de los  años 80 y avalado por la   Banca Internacional y los organismos de cooperación  multilateral (PROBIOMA, 2007). El crecimiento del área de cultivo fue impulsado  por grupos constituidos fundamentalmente por empresarios brasileños como es el  grupo Unisoya y Grupo Mónica que tienen fuerte influencia en el gremio de  productores afiliados a la   Asociación de Productores de Oleaginosas y Trigo – ANAPO.  Actualmente, el área establecida con este cultivo, sobrepasa las 700.000 hectáreas.  En la Tabla 1 se puede apreciar la evolución del área cultivada  con esta oleaginosa en Bolivia. Con relación al cultivo de la caña de azúcar, la actividad  agroindustrial azucarera se inicia en Bolivia en 1941 y para entonces ya  existían en el departamento de Santa Cruz alrededor de 3.000 hectáreas  cultivadas de caña de azúcar; con ella se producía azúcar “baya” o “negra” y  alcohol. Fue en 1944 cuando se fabricó por primera vez azúcar blanca  cristalizada. Paralelamente a la producción local, también se importaba azúcar.  En la década de los 60, Bolivia se autoabastece de azúcar e inicia una etapa de  exportación; en las décadas siguientes la importación sólo ocurrió en casos  excepcionales por cuestiones climatológicas o bajas en los precios  internacionales. Actualmente, el área de producción de caña de azúcar en el  departamento de Santa Cruz está ubicada en 9 municipios: Andrés Ibáñez, La Guardia, El Tomo, Cotoca,  Warnes, Portachuelo, Montero, Mineros y General Saavedra. Esta zona abarca más  de 100.000   hectáreas cultivadas que, de acuerdo a su extensión, las  propiedades se clasifican en pequeñas, hasta 20 has.; medianas, de 20 a 50 has., y grandes,  mayores a 50 has.; las pequeñas y medianas propiedades abarcan el 35% y las  grandes el 65% (CPT y RSJDH, 2007). En la Tabla 2 se puede apreciar la evolución del área  cultivada en Bolivia con este potencial agroenergético. Emisión de gases de efecto invernaderoDado que el insumo principal para la producción de  Agrocombustibles del tipo Biodiesel es el aceite vegetal, los litros de aceite  que se obtienen por hectárea y por año, dependerán del cultivo (Tabla 3), del  lugar y de los tratamientos industriales a los cuales son sometidos. En el contexto internacional, los Agrocombustibles del tipo  Biodiesel, se derivan principalmente de semillas de oleaginosas industriales  como la soja, palma africana, girasol, etc., sin embargo por sus numerosas  ventajas comparativas, de todas las potenciales especies de oleaginosas para la  producción de Biodiesel, la soja continúa siendo la más utilizada para la  producción de este energético en América y el mundo, y se prevé que esta  tendencia no cambiará en Bolivia. Es usado principalmente por que tiene una  cadena productiva bien estructurada, su aceite puede ser utilizado tanto para  consumo humano, producción de Biodiesel, además que de la soja se produce  alimento proteínico utilizado para la formulación de raciones en animales. Su  grano puede ser almacenado por largos periodos de tiempo (permite esperar  mejores precios). El Biodiesel producido de aceite de soja, no presenta  restricciones de uso tanto para climas calientes y fríos, a pesar de que su  estabilidad oxidativa y su alto índice de yodo restrinjan su comercialización  en Europa y finalmente es uno de los aceites más baratos. En este contexto, y utilizando los siguientes supuestos  básicos: Consumo anual Diesel Oil de origen fósil en Bolivia 850.000 m3; densidad del  aceite 0,923; 45 % aceite grano girasol; rendimiento de girasol 1.500 (kg/ha);  18% aceite grano soja y rendimiento de soja   2.200 (kg/ha), se estima como resultado que la expansión de la frontera  agrícola para el caso de la soja será de   39.624 y 99.059   hectáreas, utilizando una proporción de mezcla con  Diesel Oil de 2% y 5% respectivamente. En el caso del girasol, el área de  expansión será de  23.246 y 58.115 hectáreas,  utilizando una proporción de mezcla con Diesel Oil de 2% y 5% respectivamente  (ver Tabla 4). La ampliación de las mencionadas áreas de cultivo sobre los  bosques de la zona, representaría la emisión a la atmósfera de 12.317.080 y  30.792.391 toneladas de dióxido de carbono respectivamente para el caso de la  soja, con los consecuentes impactos posteriores sobre el calentamiento global. Sin embargo su expansión también se puede dar en tierras que  ya están bajo explotación agropecuaria, o bien invadiendo áreas silvestres para  convertirlas a la agricultura. En este caso, la expansión de la producción de  agrocombustibles podría profundamente el problema del hambre, sobre todo en  países como Bolivia donde la alimentación se basa en productos que podrían ser  empleados en la fabricación de agrocombustibles. Con relación a la anterior figura y cuadro, el Diesel Oil de  origen fósil que se consume en Bolivia alcanzó a 1.022.316 m3 el 2005 y  se incremento a 1.122.474   m3 el 2006 (Superintendencia de Hidrocarburos, 2007), de  las cuales el 65% es producido internamente y un 35% proviene principalmente de  importaciones de Venezuela y Argentina. En la actualidad, Yacimientos  Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB), importa 250.000 barriles mensuales de  diesel, es decir, aproximadamente 8.300 barriles por día, lo que suma hasta  este año 2007 un total de 140 millones de dólares. Degradación del sueloLos monocultivos agroindustriales provocan una degradación  del suelo y erosión. Según la FAO,  hasta 500 millones de hectáreas de tierras arables desaparecerán en el tercer  mundo a causa de estas inadecuadas prácticas de cultivo. La erosión es la pérdida de suelo fértil, debido a que el  agua y el viento normalmente arrastran la capa superficial de la tierra. Las  practicas agrícolas para el establecimiento de monocultivos industriales,  podrían acelerar la pérdida de suelos fértiles por la destrucción de la  cubierta vegetal, producto de malas técnicas de cultivo (monocultivos), quema  de vegetación o tala del bosque. Es importante destacar que la erosión del  suelo, además de afectar y alterar los ecosistemas, afecta seriamente a los  actores sociales y a la economía de un lugar. Hay una relación directa entre la  disminución de la capacidad productora del suelo y la disminución de los  ingresos de las comunidades. Por otra parte, cuando se siembra la misma especie cada año,  la tierra se deteriora y degrada de forma significante. El sistema de  monocultivo agota los nutrientes del suelo. Si se continúa cultivando la misma  especie en la misma tierra, disminuye la producción cada año. Además de agotar  las tierras, el monocultivo multiplica algunas plagas y enfermedades  fitopatológicas, pues éstas pueden contar siempre con el tipo de alimento al  que están adaptadas y en el caso de las enfermedades se incrementa el potencial  de inóculo del fitopatógeno año tras año. Otro problema asociado a la degradación de suelos es su  compactación, producto del incremento de la mecanización agrícola por el  establecimiento de cultivos agroenergéticos, que de forma repetida pasan por el  mismo lugar. Esto provoca la desaparición de los espacios existentes entre las  partículas del suelo, lo cual disminuye la cantidad de oxígeno presente y por  ende la microflora y microfauna. La degradación de los suelos es como una crisis silenciosa  que esta avanzando tan rápidamente en América Latina que pocos países tienen la  esperanza de alcanzar una agricultura sostenible en un futuro próximo. Es un  problema que, a pesar de estar amenazando la subsistencia de millones de  personas en la región, tiende a ser ignorado por los gobiernos y la población  en general. La degradación del suelo reviste gran importancia, porque su  regeneración es en extremo lenta. En zonas agrícolas tropicales y templadas, se  requiere de un promedio de 500 años para la renovación de 2,5 centímetros de  suelo. De acuerdo con la institución RALLT (2008), la producción de  soya da lugar a la severa degradación de suelos. El cultivo de soya “absorbe”  la fertilidad de los suelos, dejándolos degradados y empobrecidos. Esto se debe  a que el cultivo de soya es muy extractivo y generalmente se cultiva en  sistemas de monocultivos consecutivos donde la aplicación de fertilizantes y  plaguicidas sintéticos es elevada. En Bolivia, la producción de soya ya ha  dejado cien mil hectáreas de suelos severamente degradados por compactación,  erosión y contaminación por agroquímicos. Por lo tanto, los sistemas  alimentarios locales no disponen del recurso básico (suelo fértil). Por ello,  cada vez se debe invertir en mayores cantidades de fertilizantes sintéticos. La  degradación de suelos que la soya provoca es tan severa, que después de pocos  años de su cultivo, los suelos sólo son aptos para la producción ganadera  extensiva. Contaminación de suelosLa agroindustria utiliza de forma masiva agroquímicos como  los fertilizantes, pesticidas y herbicidas, que causan una paulatina  contaminación de los suelos. Los suelos poseen una cierta capacidad para  asimilar las intervenciones humanas sin entrar en procesos de deterioro. Sin  embargo, esta capacidad ha sido ampliamente sobrepasada en muchos lugares, como  consecuencia de la producción y acumulación de residuos agroindustriales.  Algunos de estos agroquímicos permanecen en el suelo contaminado, y desde allí  se integran a las cadenas alimenticias, aumentando su concentración a medida  que avanzan de nivel trófico. DesertificaciónLa desertificación es la intensificación de la aridez. Cabe  destacar que este término se utiliza para describir procesos antrópicos, es  decir  causados por los seres humanos. En  cambio, otro concepto llamado "desertización", se utiliza para  describir el proceso natural de la formación de desiertos. La desertificación,  definida como la intensificación de las condiciones desérticas y el  decrecimiento paulatino de la productividad de los ecosistemas, es generada  principalmente por el ser humano, que actúa sobre un medio frágil y lo explota  en exceso para obtener productos agrícolas, en este caso del tipo  agrocombustibles. Cuando se tala la vegetación nativa para despejar tierras y  habilitarlas para el establecimiento de cultivos (ampliación de la frontera  agrícola), la capa fértil del suelo es expuesta a la lluvia y al sol, la  corteza del suelo se endurece y se seca, impidiendo la infiltración de más  agua. Así comienza el proceso de desertificación, ya que disminuye la filtración  acuosa a depósitos subterráneos, y la capa de suelo superficial se erosiona y  se convierte en estéril. Las principales causas de desertificación son la agricultura  de secano y riego, la erosión hídrica y eólica, los cambios climáticos, el  sobrepastoreo, la deforestación por expansión de la frontera agrícola, los  incendios forestales, la extinción de especies nativas de flora y fauna, y la  expansión urbana. De acuerdo con la institución RALLT (2008), la expansión del  cultivo de soya en Bolivia durante los últimos 15 años ha sido del 411% a costa  de la deforestación de más de un millón de hectáreas de bosque. La tasa de  desmonte para habilitar tierras para el cultivo de soya es de casi 60 mil  hectáreas por año. Si este ritmo de deforestación continúa, los bosques de las  zonas soyeras corren el riesgo de desaparecer. Este es el caso de San Julián,  uno los principales municipios productores de soya de Santa Cruz, donde si el  actual nivel de deforestación continúa, los bosques de San Julián estarán  extintos en menos de nueve años. La actual deforestación está causando la  alteración del ciclo hidrológico, especialmente el ciclo pluvial. Por eso, no  es de extrañar que en esta última temporada de lluvias, San Julián haya sido  severamente afectada por inundaciones. Tampoco será de extrañar la probable  sequía y la inevitable erosión de sus suelos. Impactos sobre la BiodiversidadLa producción de Agrocombustibles conlleva la pérdida de  bosques tropicales y de su riqueza en biodiversidad, puede presentar un riesgo  a las fuentes naturales de agua y humedales. Los principales impactos se  refieren a la pérdida de hábitat y en consecuencia de alimento y refugio para  la fauna y flora, además de problemas con los ruidos de la maquinaria en la  época de nidificación  para las aves. Se  ha verificado la devastación ecológica y social generada por la agroindustria,  que ha resultado en la pérdida de 75% de la biodiversidad a lo largo del último  siglo, según la FAO  (2007). Durante una de las últimas reuniones del organismo de  asesoramiento científico de la ONU  llevada a cabo en julio de 2007 en París, una amplia mayoría de gobiernos de  Europa, Asia y Latinoamérica, expresaron su grave preocupación ante los riesgos  que la producción en gran escala de agrocombustibles pueden implicar para  bosques, ecosistemas, pueblos indígenas y comunidades locales. Varios gobiernos  pidieron que se aplicara el principio de precaución en el tema de los  agrocombustibles.
 
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